¿Qué es?

La artrosis quiere decir degeneración articular y es el proceso al que toda articulación está sometido en mayor o menor medida a partir de cierta edad (suele comenzar en torno a los 40 años). Las cinco vértebras que componen la columna lumbar, se ven unidas por varias estructuras compuestas de cartílago (los llamados disco intervertebrales), cuando este tejido por diversos factores se ve degenerado, se le llama artrosis lumbar. Siendo así, podemos decir que la artrosis lumbar es una enfermedad crónica degenerativa, que afecta el tejido conjuntivo cartilaginoso que, recubre las superficies vertebrales lumbares, que además ocasiona alteración del hueso subcondral, una respuesta inflamatoria sinovial y un crecimiento anómalo de hueso (osteofitos, espolón o espuelas óseas).

Si bien esta patología no está asociada directamente a la aparición de dolor en la parte baja de la espalda, puede conducir a alteraciones biomecánicas que si ocasionen lumbalgia. Además, la aparición de espolones óseos y la pérdida de altura del disco intervertebral puede ocasionar el pinzamiento de algún nervio y consecuentemente la aparición de otras molestias.

Causas

Aunque el envejecimiento influye en la degeneración de tejidos, no es la causa real de esta enfermedad, sino un factor de riesgo crucial para su desarrollo. La razón de esto es el hecho de que tanto la elasticidad como la resistencia del tejido cartilaginoso articular pueden disminuir significativamente por diversos factores en el transcurso del envejecimiento. Por lo que los adultos mayores no son los únicos afectado, sino también personas jóvenes. Aunque las causas exactas que conducen al desarrollo de esta patología aún se desconocen, se cree que la combinación de varios factores causales promueve los cambios degenerativos que constituye esta enfermedad, de los cuáles destacamos los siguientes:

  • Sobrepeso: Por su ubicación los segmentos lumbares están expuestos a una gran cantidad de carga, estrés y presión, que pueden verse incrementados con el aumento de peso. Esta situación en estructuras lumbares degeneradas puede acelerar el proceso de desgaste y degeneración.
  • Tabaquismo:Diversos estudios han comprobado el efecto negativo que tiene el consumo de tabaco en los componentes articulares intervertebrales.
  • Factores genéticos:Algunos estudios han demostrado que los cambios artróticos son comunes entre los miembros de la familia. Por lo que, debido a un componente genético, la estructura cartilaginosa articular tiene cierta tendencia a degenerarse prematuramente en las articulaciones lumbares.
  • Escoliosis:Las mal posiciones congénitas del eje y las curvaturas fisiológicas de la columna vertebral. Una desalineación pronunciada puede conducir a un estrés incorrecto o excesivo en los componentes articulares lumbares. La razón de esto es la tensión corporal unilateral producto de la escoliosis.
  • Actividades deportivas de alto impacto: Ciertos deportes implican la ejecución de movimientos que ejerzan presión y microtraumatismos sobre las articulaciones, estas acciones realizadas de manera frecuente aumentan el riesgo de padecer desgaste articular.
  • Factores traumáticos:Las lesiones y los accidentes que alteren la biomecánica vertebral son suficientes para influir negativamente en las estructuras cartilaginosas.
  • Factores nutricionales:Una de las teorías que se maneja en la actualidad es la mal nutrición, ya que se cree que el consumo de proteínas animales, grasas no saludables, productos de cereales, así como comidas preparadas con aditivos alimentarios sintéticos, favorecen el desarrollo de la artrosis a través de la acidificación del organismo.

Síntomas

El proceso de artrosis en la columna vertebral va relacionado directamente con la pérdida de altura del disco. Con la edad el disco va perdiendo volumen (una de las causas por las que mermamos en altura) y las carillas articulares tienden a crear, por sobrecarga, unos puentes de unión llamados osteofitos o comúnmente «pinzamientos». Hay otras articulaciones que tienden a degenerarse por el uso que les damos, por ejemplo, rodillas, hombros, manos, dedos, etc. según nuestra actividad. Los síntomas que va a presentar el paciente son dolor (a menudo influenciados por cambios climáticos), limitación funcional y rigidez, que mejora con el movimiento.

¿Se puede prevenir?

La medida preventiva más importante para mantener la salud de la columna lumbar, es el ejercicio. El ejercicio es indispensable para una nutrición e hidratación óptima de los discos intervertebrales y las superficies cartilaginosas en la columna. Por lo cual los métodos de ejercicio moderados mantienen la salud de la columna y previenen la aparición de lumbalgias o lumbagos.

El movimiento y la actividad física enfocada en los músculos centrales del tronco, estabiliza la columna y brinda más soporte a los segmentos vertebrales de la parte baja de la espalda. Además, otra medida preventiva es mantener una adecuada postura durante la realización de las actividades de la vida diaria. Para ello te recomendamos usar muebles y equipos de oficina ajustados correctamente a las proporciones de tu cuerpo.

Teniendo en cuenta que sentarse por largos períodos de tiempo (durante largos viajes en coche, interminables conferencias o reuniones, o durante horas en un restaurante) puede promover el estrés y la degeneración de la columna vertebral. Siempre que sea posible, debe aprovechar todas las oportunidades para levantarse y movilizar la espalda.

Diagnóstico

El diagnóstico consiste inicialmente en la elaboración de un historial clínico que permita establecer los factores que promueven la degeneración vertebral y un examen físico que permita valorar la movilidad de la columna vertebral y el estado de la funciones motoras, nerviosas y sensitivas.

Estos pasos son importantes en el diagnóstico, sin embargo, la única prueba que permite evidenciar la presencia de esta afección y diferenciarlas de otras, son las pruebas de imagen. Incluso en las primeras etapas de la artrosis, se puede observar signos radiológicos de esta enfermedad con la radiografía (Rx): el espacio articular de la articulación afectada se ve reducido, se evidencia una estructura ósea densificada (aparece más blanca en la imagen de rayos X) debajo del cartílago articular (daño subcondral) y los osteofitos y espolones óseos suelen ser tan blancos (radiopaco) como los mismos huesos.

Para obtener información específica sobre el estado de una estructura blanda (por ejemplo, si se ve afectado un disco intervertebral o un nervio), será necesario tomar imágenes de tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM). Cómo ya hemos destacado, la magnitud de los signos de degeneración encontrados con los estudios de imagen no necesariamente tiene relación con las molestias que aquejan al paciente.

Tratamientos

Lo primero que tendrás que hacer es acudir a su médico especialista que le realizara las pruebas de diagnósticos mencionados, el abordaje terapéutico médico está enfocado en la reducción de los síntomas y la ralentización de la degeneración del cartílago, para ello el especialista suele indicar el uso de medidas ortopédicas como fajas lumbares (por poco tiempo) y medicamentos enfocados en aliviar las molestias presentes: antiinflamatorios, analgésicos (grageas, ungüentos, cremas o geles para aliviar el dolor) y relajantes musculares. En algunos casos, el especialista puede indicar glucocorticoides, que son inyectados por él mismo dentro o alrededor de la articulación afectada para combatir el dolor y la inflamación presente. Además de estos medicamentos, se suelen indicar fármacos como condroitín sulfato o sulfato de glucosamina, para reducir el dolor y aumentar la capacidad funcional del paciente con artrosis.

Generalmente, la cirugía no se tiene como primera opción terapéutica, sólo se considera en los casos que exista una importante restricción motora o funcional, o en los casos que se evidencien trastornos neurológicos importantes como pérdida movilidad o control de esfínteres. Si ninguno es el caso, el abordaje quirúrgico no es considerado cómo opción terapéutica, ya que no existen estudios que destaquen su eficacia por encima del abordaje conservador y fisioterapéutico. La elección del procedimiento quirúrgico varía dependiendo de la edad del paciente, el estado de salud en general y el objetivo a obtener con el procedimiento quirúrgico. Aunque existen variedad de abordajes quirúrgicos para reparar los daños provocados por esta patología, el procedimiento quirúrgico más usado es la fusión vertebral o artrodesis de las articulaciones lumbares afectadas: en esta operación se estabilizan dos o más segmentos vertebrales lumbares con material de osteosíntesis (tornillos y placas), lo que brinda mayor espacio a las estructuras nerviosas comprimidas.

Teniendo en cuenta que esta enfermedad puede ocasionar severas limitaciones, que impidan la correcta ejecución de las actividades de la vida diaria, el abordaje desde la fisioterapia será enfocado en la normalización de las habilidades que permitan el desenvolvimiento funcional de la persona con artrosis. Para lograrlo, se harán uso de distintas estrategias terapéuticas enfocadas en el alivio del dolor, la reducción de la inflamación y el aumento de la fuerza muscular y la coordinación de las articulaciones lumbares afectadas. Teniendo esto es claro, las medidas fisioterapéuticas más usadas para tratar una artrosis son:

  • Educación postural.
  • Terapia manual y masaje terapéutico.
  • Ejercicios de potenciación y flexibilización de las cadenas musculares lumbares.
  • Fibrólisis diacutánea.
  • Manipulación vertebral.
  • Acupuntura
  • Agentes físicos como el calor y el frío.
  • Electroanalgesia mediante TENS.

Nuestra mayor recomendación es la osteopatía, porque juega un papel primordial en la prevención y tratamiento de esta patología ya que cuando realizamos ajustes vertebrales y articulares conseguimos que las fuerzas de tensión y cargas estén repartidas de forma homogénea y simétrica con lo que no van a existir inestabilidades articulares que predispongan a acelerar el proceso degenerativo. Es por eso que a partir de los 40 años recomendamos realizarse sesiones preventivas cada cierto tiempo (3-4 meses) a cualquier persona, aunque no padezca ningún dolor. En caso de sufrir dolor o estar predispuesto al mismo estas sesiones deben ser más continuadas y entrará a valorarlas su osteópata según su trabajo o actividad diaria.

En nuestra clínica de fisioterapia y osteopatía situado entre Fuengirola y Mijas (Málaga), realizamos este tipo de tratamientos, pero siempre hay que tener en cuenta que algunos de los tratamientos mencionados en este artículo no lo tratamos, debido que tenemos nuestro propio método de osteopatía y fisioterapia para tratar este tipo de dolencias y otros similares, algunos de esos métodos están mencionados en el artículos otros no, y algunos de los métodos descriptos anteriormente no son recomendables por nuestros especialista por su escasa eficacia, para saber más detalle y cómo podemos ayudarles consúltenos por nuestras vías de comunicación habituales siendo la llamada telefónica la más recomendable por su eficacia y rapidez en la atención al paciente.