La rodilla es una articulación de carga, adaptada perfectamente a su función. Sin embargo, las sobrecargas persistentes o los movimientos repentinos o incontrolados pueden provocar diversos tipos de lesiones de las estructuras de esta región, determinados por las características anatómicas de la misma. De todas las articulaciones de carga, es la más vulnerable al traumatismo, accidental o repetitivo, en forma de uso y desgaste.

En la artrosis de rodilla se ven alterados todos los tejidos que la forman: el cartílago, el hueso subcondral, la membrana sinovial, la cápsula articular, los meniscos, las bursas, los ligamentos y los músculos. El origen de estas alteraciones es diverso.

Los síntomas principales son el dolor y la limitación de la función articular. Pueden añadirse más síntomas como la rigidez, crepitación, tumefacción, restricción del arco de movimiento articular, inestabilidad articular o atrofia muscular según el caso.

La artrosis de rodilla es una enfermedad que no tiene cura, pero sí existen terapias para controlar el dolor, reducir la limitación de la funcionalidad y tratar de retrasar la evolución de la enfermedad.

Tratamientos

Las terapias no farmacológicas, son básicas y se recomiendan a todos los pacientes, como pueden ser la reducción del peso (en caso necesario), el uso de calzado amortiguado y el mantenimiento de una actividad física de moderada intensidad que evite un impacto directo sobre la rodilla, un claro ejemplo de dicha actividad física puede ser pilates o yoga entre otros, siempre será recomendable ponerse en manos de un fisioterapeuta u osteópata que aparte de tratarle su problema le guiara y aconsejara las pautas a seguir y que ejercicios son los mas recomendables para su lesión, no se conseguirán solucionar por completo el problema pero si mitigar el dolor y la frecuencia de dicho dolor.

Dentro de las terapias farmacológicas disponemos de diferentes opciones: orales, tópicas, e intraarticulares. Con respecto a las terapias farmacológicas orales: el paracetamol es ampliamente utilizado, sin embargo, su eficacia es, en diversos casos, leve y a corto plazo. El sulfato de glucosamina y el condroitin sulfato (farmacéuticos) son considerados modificadores de la enfermedad de acción lenta por una parte de la comunidad científica, y podrían presentar un beneficio sobre el dolor y la función en pacientes seleccionados. Los anti-inflamatorios no esteroideos son eficaces para mejorar el dolor y la función, pero el perfil de seguridad debe ser considerado minuciosamente en cada paciente. La duloxetina puede tener un papel en controlar fenómenos de sensibilización al dolor en determinados pacientes y la utilización de derivados de los opioides, ya sean menores o mayores, debe de decidirse con precaución en pacientes concretos.

Las infiltraciones con factores de crecimiento plaquetario o plasma rico en plaquetas, podrían ser otra opción en pacientes cuidadosamente seleccionados. Tienen la ventaja de ser un tratamiento autólogo (de nuestro propio cuerpo), minimizándose el riesgo de reacciones adversas a corto y largo plazo. Sin embargo, aún no existen datos fidedignos acerca de la modificación estructural. Las “células madre” es una línea de investigación prometedora, pero se deben realizar más estudios en cuanto al modo de aplicación, la extirpe celular a utilizar y la seguridad en el caso de expandirlas en cultivo, antes de considerarlo un tratamiento del momento actual.

Por último, la prótesis de rodilla es un procedimiento habitual para el tratamiento de la artrosis rodilla avanzada, pero debe reservarse exclusivamente para aquellos pacientes que no hayan respondido satisfactoriamente a terapias menos agresivas, debido que en una parte de los casos es un tratamiento definitivo, no está exento de la posibilidad de complicaciones.

En nuestra clínica de fisioterapia y osteopatía situado en Mijas (Málaga), ponemos a su disposición a nuestros especialistas que le trataran su lesión y aconsejaran para cada caso especifico las pautas a seguir para mejorar su calidad de vida y pueda ser más llevadero su lesión crónica.