¿Qué es?

Este término es usado para señalar una lesión no traumática que ocasiona la inflación del tendón del músculo tensor de la fascia lata y un fuerte dolor en la zona lateral de la rodilla, cuya causa se ve asociada principalmente al sobreuso de la banda iliotibial durante la flexo-extensión de las rodillas y secundariamente a una debilidad subyacente de los músculos abductores de cadera.

¿Dónde está la fascia lata?

Cuando hablamos de fascia lata nos referimos a una placa o banda tendinosa, que proviene de la pelvis y se extiende desde el costado del muslo hasta la cabeza de la tibia. Esta banda tendinosa es la continuación distal del músculo tensor de la fascia lata, así como del tejido fascial del glúteo medio y el glúteo mayor. Por lo general, durante la marcha esta placa tendinosa se mueve sobre el borde externo de la rodilla con cada movimiento. En una carrera de larga distancia, este movimiento repetitivo y uniforme se lleva a cabo miles de veces.

Síntomas

El síntoma más destacable de la tendinitis de la fascia lata es el dolor punzante en el exterior de la rodilla. Este dolor de rodilla en algunos casos puede ser tan intenso que la persona que padece esta lesión ya no puede caminar adecuadamente. Como regla general, el dolor se produce inicialmente solo al correr o durante el entrenamiento deportivo, y disminuye al adoptar posiciones de descanso (estar acostado o sentado), sin embargo, a medida que progresa la tendinopatía, el dolor puede irradiarse por la cara externa del muslo hasta la cadera, así como también aparecer con movimientos menos estresantes como los que se desarrollan al caminar, al descender de una bicicleta o al subir y bajar escaleras. Otros síntomas que pueden incluir el síndrome de la banda o cintilla ilio-tibial incluyen:

  • Inflamación e hinchazón de la articulación.
  • Sobrecalentamiento en la articulación.
  • Sensación de ardor en la parte externa de la rodilla.

También en la etapa avanzada, la dolencia también ocurre cuando se sienta con las piernas dobladas fuertemente. Debido a la gran fricción entre la fascia lata y la protuberancia ósea, las rodillas de las personas afectadas a veces pueden generar un fuerte roce o crujido audible durante los movimientos de flexión y extensión.

Causas y factores de riesgos

Este tipo de lesión es de carácter mecánico ya que se produce por un desequilibrio en el control motor durante la marcha principalmente. Este desequilibrio se produce entre el tensor de la fascia lata y el glúteo medio provocando un aumento de aducción (aproximación) y rotación interna de la pierna haciendo así que el roce sea mayor y de más intensidad sobre el cóndilo femoral (rodilla). Además, este roce se produce especialmente sobre los 30 – 40º de flexión de rodilla.

El dolor y lesión del tensor de la fascia lata en la cadera, suele verse afectada una población muy concreta, los deportistas de élite o personas que se meten mucha carga de trabajo a la hora de hacer diversas actividades. En este caso el mecanismo lesional cambia ya que en este caso se produce por un aumento extensión y aducción de cadera, aunque la principal causa de la lesión es común para los dos tipos de lesión, que es el sobreuso de esa musculatura.

Los factores más comunes de riesgos son:

  • Mala técnica y preparación para el ejercicio.
  • Pisada alterada, mal uso del calzado
  • Obesidad, sobrepeso
  • Debilidad del glúteo medio, tenson de la fascia lata
  • Sobre entrenamiento
  • tenson de la fascia lata muy acortado
  • Cóndilo femoral prominente

Diagnóstico

En caso de esta lesión, el diagnóstico se puede hacer con bastante rapidez a través de los síntomas que presenta el paciente. Además, el examen físico puede aportar importante información, que no sólo servirá para establecer el diagnóstico, sino para lograr diseñar un plan terapéutico adecuado. Durante el examen físico, el médico o fisioterapeuta moverá pasivamente la pierna mientras el paciente esté acostado y esperará a ver en qué movimientos el paciente indica dolores. Para lograr diferenciar el origen del dolor de otras patologías relacionadas, se llevan a cabo variedad de pruebas diagnósticas.

Pruebas funcionales

  • Prueba de Renne: Consiste en la descarga de peso sobre la pierna en flexión (60°-90°), mientras el evaluador presiona el epicóndilo femoral lateral. Si ante este gesto, el paciente refiere dolor y el examinador percibe un chasquido o crepitación en la zona palpada, es signo positivo de esta afección.
  • Prueba de Noble: En esta prueba se evalúa al paciente en posición supina (acostado) y con una flexión de pierna de 90° (se utiliza un goniómetro para garantizar el ángulo correcto de la articulación). Mientras el paciente extiende la pierna, el evaluador aplica presión al epicóndilo femoral lateral, si esto desencadena dolor cerca de 30-40° de flexión, se considera positiva la prueba.
  • Prueba de Ober: Se realiza con el paciente acostado de lado con la extremidad sintomática hacia arriba. La pierna se flexiona a 90°y la cadera en abducción y extensión, el muslo se mantiene en línea con el tronco. Se indica al paciente a aducir (separar) el muslo lo más lejos posible. La prueba es positiva si el paciente no puede aducir más allá de la camilla. Una prueba de Ober positiva indica una banda o un tensor de la fascia lata acortado o tenso, signo relacionado con esta afección.

Pruebas adicionales

Las pruebas funcionales anteriormente mencionadas cuentan con un alto índice de especificidad y exactitud, por lo que las pruebas de imagen son usadas frecuentemente para descartar otras causas, estos estudios pueden consistir en una radiografía de la articulación (Rx) o un examen de resonancia magnética (RM). Además, un análisis biomecánico efectuado en un laboratorio de la marcha, puede resultar útil para la detección de los desbalances y los movimientos incorrectos causantes de esta lesión. En este estudio, se registra al paciente mientras se mueve con cámaras de alta velocidad.

Tratamientos

Antes de diseñar el abordaje terapéutico, es importante establecer en qué fase se encuentra la lesión si es aguda o crónica. Cuando se trata de una lesión aguda, el médico indica reposo, el uso de hielo sobre la zona dolorosa, así con el uso de medicamentos analgésicos y antiinflamatorios. Si la lesión causa síntomas particularmente pronunciados, que no se logran reducir con medicamentos orales, el médico también puede inyectar corticosteroides, aunque estas inyecciones producen positivos efectos en poco tiempo, estos suelen perdurar por poco tiempo si la causa de esta afección no se ha visto resuelta. Es por ello, que muchos médicos indican fisioterapia junto con el uso de medicamentos.

Tratamiento quirúrgico

El abordaje quirúrgico es infrecuente, ya que la mayoría de los casos, suelen responder bien a las medidas terapéuticas anteriormente mencionadas. La intervención quirúrgica sólo se considera en los casos que el conservador no haya surtido efecto posterior a 6 meses de terapia. Algunas de las técnicas quirúrgicas más usadas son:

  • Liberación percutánea o abierta de la banda iliotibial.
  • Alargamiento de la banda iliotibial con una plastia en Z.
  • Bursectomía abierta de la bursa subyacente a la banda iliotibial.
  • Desbridamiento artroscópico de la banda iliotibial

Fisioterapia

La fisioterapia resulta ser el tratamiento más eficaz, esto es debido a que esta lesión se origina producto de una alteración en el movimiento: desequilibrios musculares y articulares. Para una persona común estas alteraciones no son visibles, sin embargo, para un fisioterapeuta pueden ser notables al inspeccionar a simple vista el movimiento del paciente afectado. Las modalidades fisioterapéuticas más usadas en el tratamiento de la inflamación de la fascia lata son:

  • Educación para el manejo del dolor y reposo relativo.
  • Agentes físicos: termoterapia y crioterapia.
  • Electroestimulación y electroanalgesia.
  • Ultrasonido terapéutico.
  • Terapia manual.
  • Punción seca.
  • Vendaje neuromuscular.
  • Fibrólisis diacutánea Iontoforesis o fonoforesis.
  • Terapia de ondas de choque.
  • Relajación miofascial del bíceps femoral, el vasto externo, el glúteo mayor y el tensor de la banda iliotibial.
  • Ejercicios para estirar la fascia lata y las estructuras relacionadas.
  • Ejercicios para fortalecer los músculos abductores y estabilizadores de la cadera.
  • Ejercicios de coordinación de los miembros inferiores.
  • Modificación del estilo de carrera y técnica deportiva.
  • Reeducación de la marcha.

También su fisioterapeuta le puede recomendar una serie de automasajes que con la guía adecuada ayuda a una recuperación más rápida:

  • Auto-masaje para la tendinitis de la fascia lata

Las fibras de la fascia lata recorren el muslo de arriba abajo, hasta insertarse en la rodilla, por lo que para tratarlo debemos hacer un masaje transverso y profundo. ​

Con el dedo índice y el dedo corazón vamos a ubicarnos en la inserción de la fascia lata y a hacer presión, deslizando la piel hacia adelante y hacia atrás, para actuar sobre la misma. Esta maniobra puede generar dolor, pero nunca demasiado. Recuerda no poner hielo después del auto-masaje.

  • Auto-masaje de Glúteo y piramidal con pelota

Para éste auto-masaje necesitarás una pelota de goma. Nos tumbamos sobre una superficie y colocamos una pelota de goma debajo de nuestra región glútea.

Realizamos movimientos lentos y profundos de un lado al otro. Podemos cambiar la pierna de posición para trabajar más superficie y variar el trabajo. A medida que avanzamos en el masaje nos vamos poniendo más de costado.

  • Auto-masaje de la fascia lata

Tenemos que hacer presión con los nudillos en la cara lateral del muslo desde la pelvis hasta la rodilla, trabajando lento, pero intenso y profundo. También trabajar con el resto de los dedos el mismo movimiento.

  • Auto-masaje de la fascia lata con rodillo

En esta ocasión vamos a trabajar con un rodillo para tratar de relajarla y mejorar su riego sanguíneo. En caso de no tener rodillo puedes buscar una botella o cualquier otro objeto cilíndrico.

En una superficie horizontal nos tumbamos de lado, dejando caer el peso del cuerpo en el rodillo, que estará posicionado justo debajo de la cara lateral del muslo a tratar. Nos movemos de arriba abajo. Podemos girar la pierna, de manera que se trabaje no sólo la fascia sino también la musculatura (la parte externa del cuádriceps o vasto externo), o cambiar la altura del rodillo en la pierna, para tratar distintas zonas de la fascia lata.

  • Estiramiento de glúteo, piramidal y otros pelvitrocantéricos

Los músculos posteriores de la cadera, como lo son los glúteos, el músculo piramidal y los músculos pelvitrocantéreos tienen una importante tendencia a la contractura, tensión y rigidez que afecta a la fascia lata. En este ejercicio, en sus 2 modalidades para el estiramiento para toda esta musculatura, combatirá la tensión que se produce en la fascia lata.

En la primera maniobra nos paramos frente a una superficie plana (puede ser una mesa). Colocamos la pierna a estirar flexionada sobre la superficie, llevando la rodilla hacia adentro sin que se gire la pelvis. En esta posición nos llevamos la rodilla hacia el pecho.

Para segunda maniobra necesitamos acostarnos boca arriba sobre una superficie horizontal. Aquí tomamos con una mano un pie y con la otra mano la rodilla de la misma pierna. Hacemos la siguiente combinación de movimientos: levantar el pie, llevar la rodilla al pecho y hacia adentro. Estos estiramientos te permitirán estirar diferentes fibras de éstos músculos.

  • Estiramiento de la fascia lata y cadena de apertura

Necesitaremos de una silla o mesa para apoyarnos con los antebrazos. El pie que no vamos a estirar la llevamos hacia atrás y hacia afuera, mientras que el que vamos a estirar la llevamos hacia adentro; todo esto sin girar la pelvis.

Basculamos la pelvis hacia adelante de modo que se aumente el arco de la espalda, y sentimos cómo se genera la tensión en la parte posterior del muslo.

  • Estiramiento lateral de tronco y pierna

Para éste estiramiento necesitarás sentarte de lado sobre una superficie horizontal, de manera que apoyes la extremidad a estirar en el piso y la extremidad contraria se encuentre sobre la superficie con la rodilla bien flexionada.

Nos tumbaremos de lado, manteniendo la flexión de rodilla y llevando los brazos por encima de la cabeza. Dejamos caer la pierna: la gravedad hará todo el trabajo de estiramiento por sí sola.

  • Estiramiento de cadenas cruzadas de espalda, piernas y brazos

Este es uno de los estiramientos más completos y efectivos que podemos hacer ya que en un solo ejercicio vamos a trabajar, estirar y flexibilizar la musculatura del brazo y hombro, la cadera, la pierna y de toda la columna vertebral movilizando a la vez la columna en un amplio y global movimiento de rotación.

Comenzamos acostados de lado en una superficie horizontal. La pierna que está arriba se mueve hacia adelante, mientras que la pierna que está debajo se mueve hacia atrás y se flexiona la rodilla.

Rotamos la columna hacia el lado contrario que gira la pelvis; el brazo que está arriba lo llevamos hacia el mismo lado que estamos girando la columna en la misma línea que la pierna que llevamos hacia adelante. Rotamos la cabeza y llevamos el brazo que queda hacia éste mismo lado que giramos la columna.

Esta rotación y la posición de brazos y piernas se mantienen conjuntamente con una respiración fluida y relajada que es la que nos permitirá profundizar en este estiramiento.

Todos estos ejercicios no recomendamos que lo hagas por su propia cuenta, primero debe esperar los resultados de su médico y si este le recomienda para su tipo de lesión fisioterapia, entonces acuda a su fisioterapeuta y será este quien le indique que ejercicios si hacer y cómo hacerlo en caso de que fuese necesario. Le recordamos que en nuestra clínica de fisioterapia y osteopatía situada entre Fuengirola y Mijas (Málaga), podemos ayudarle con este tipo de lesión con nuestros tratamientos de terapia manual y aconsejarle con los ejercicios adecuados, no duden en ponerse en contacto por nuestras vías habituales de comunicación, siendo la telefónica la recomendada por su rápida respuesta.