En este último capitulo hablaremos de la tercera técnica de osteopatía, la osteopatía visceral se centra en actuar con unos suaves masajes sobre los ligamentos relacionados con los órganos del cuerpo humano y en restablecer sus capacidades para moverse y funcionar libremente. En ocasiones, como consecuencia de golpes traumáticos o de situaciones de estrés, los órganos entran en un estado de tensión que les impide actuar correctamente, generando problemas de salud derivados. Indeseables y hasta incapacitantes. Los beneficios de la osteopatía visceral son extraordinariamente amplios.

El osteópata, tras indagar sobre la historia del paciente, valorar y diagnosticar el problema y valorará el movimiento de cada víscera, calidad del mismo, amplitud, simetría (en el caso que sean vísceras pares) y realizará una serie de técnicas para restaurar la correcta movilidad de la víscera afectada, a través de la flexibilización del tejido fascial que la envuelve, elongación de los ligamentos, liberación de las fijaciones articulares de las zonas relacionadas con cada víscera.

También se realizarán maniobras de liberación del flujo sanguíneo de las principales arterias que irriguen la víscera en cuestión. En el caso del hígado, realizaremos una liberación del recorrido de las arterias hepáticas, un bombeo del hígado, etc.

Las vísceras no tienen una representación clara en la corteza cerebral, que es donde percibimos las sensaciones de forma consciente. El cuerpo interpreta que su malestar proviene de determinados niveles neurológicos, y señaliza alguna zona con representación cortical, Esto se llama dolor referido visceral, todas las vísceras tienen sus zonas de dolor referido. Una buena anamnesis y una buena valoración nos guiarán hacia el tipo de dolor del paciente y el tipo de corrección que necesita.

Pero el dolor referido no es la única vía por la que podemos detectar la disfunción visceral: también puede haber adaptaciones o mal funcionamiento de otras estructuras que resultan sintomáticas antes que la disfunción primaria. Es decir, el dolor generado por algunas vísceras puede presentarse de distinta forma o en distintos lugares. También hay zonas que pueden reflejar el malestar de más de una víscera. Por ejemplo, el estímulo doloroso generado por el hígado puede reflejarse en la espalda o en la pared abdominal por las vías del dolor referido, pero también puede ser el responsable del dolor en la zona del trapecio superior por irritación del diafragma, así como de la zona lumbar por generar adaptaciones mecánicas que acaban produciendo dolor (en este caso no es un dolor referido).

Tratamiento osteopático visceral

 El tratamiento de osteopatía visceral se caracteriza por sesiones de aproximadamente 40 minutos. El terapeuta utilizará movimientos hacia arriba y hacia abajo, de atrás hacia adelante y de lado a lado para masajear los órganos y liberar la tensión o las restricciones para que el órgano vuelva a funcionar de manera óptima. Los masajes podrán ser por compresión, movilización y alargamiento de los tejidos.

El número de sesiones variará en función de la respuesta al tratamiento. El osteópata podrá desarrollar un plan basado en tus necesidades y en cómo responde tu cuerpo a la terapia. A medida que se deshagan las tensiones, los síntomas disminuirán, aunque aún pueden estar presentes varios días después de una sesión.

La movilidad visceral es clave, porque esto indica qué tanto pueden contraerse y liberarse los órganos según sea necesario. Los órganos sobrecargados o dañados pueden desarrollar adherencias y tejido cicatricial que los hace menos flexibles. La osteopatía visceral implica un masaje que combina presión, golpes profundos y fricción para eliminar las adherencias.

El osteópata sabrá reconocer los órganos móviles y sanos y podrá determinar cuáles no tienen una movilidad visceral adecuada. A lo largo de la sesión el especialista consultará con el paciente cómo se siente al presionar ciertas áreas del cuerpo, lo que le dará un mayor entendimiento de la dolencia.

A través del masaje, presión y estiramiento de las fibras de colágeno que forman la fascia, el osteópata afloja las fibras para romper las adherencias. Como resultado, los órganos poco a poco van recuperando su movilidad. Aunque la dolencia haya quedado corregida tras la sesión, es aconsejable realizar sesiones periódicamente para prevenir futuras lesiones, y también el especialista va a ofrecer una serie de consejos al paciente para que pueda controlar el cuerpo rápidamente.

En nuestra clínica de fisioterapia y osteopatía situado en Mijas (Málaga) realizamos tanto esta técnica como todas las demás mencionadas anteriormente en los otros artículos, si exploran nuestra web pueden ver la gran variedad de soluciones que tenemos para distintas patologías, dolores o disfunción, consúltenos sin compromiso y le asesoraremos sobre cual es el mejor tratamiento para su problema.

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